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Un congregante mártir. Diego Luis de San Vítores

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99,98 €
Descripción

Un congregante mártir. Diego Luis de San Vítores

Colección de artículos sobre el Padre jesuita Diego Luís de San Vítores publicados por entregas en la revista La estrella del mar. Entregas que empiezan en el año I número III. Madrid 8 de abril de 1920.

La estrella del mar revista quincenal ilustrada. Órgano de la Confederación Mariana Española

Tapa dura. Encuadernación artesanal en piel de cabra con títulos a tinta negra manuscritos en plano y lomo; bisagras de cuero y cierres para el corte derecho también de cuero

Estado de conservación: Cubiertas con suciedad y pequeñas faltas. El libro no recoge todas las entregas: del capítulo I al XVI están todos seguidos salvo el V (que parece arrancado). Luego faltan del XVII al XXII en el lugar correspondiente hay una página impresa que dice literalmente: “Aquí falta el nº26 de la estrella del mar por estar agotado” de donde se deduce que (estos capítulos no se integraron en la encuadernación).  El libro continúa en el capítulo XXIII para finalizar en el XXXIII comprendiendo todos los capítulos consecutivos.

Diego Luis de San Vítores. Burgos 12.XI.1627 – Tumón Guam, Islas Marianas (Estados Unidos de América), 2.IV.1672. Misionero jesuita, mártir y beato.

Su padre era procurador en Cortes por su ciudad natal, que era Burgos. Su formación transcurrió en el Colegio Imperial de Madrid desde 1638, llegando a ser prefecto de la Congregación mariana. Su entrada en la Compañía de Jesús no resultó fácil, pues era muy joven y, además, su padre se oponía a ello. En el Colegio conquense de Huete, realizó el juniorado, entre 1642 y 1644; la formación filosófica, ya en Alcalá de Henares, entre 1644 y 1647, continuando en esa misma localidad con las disciplinas propias de la Teología, entre 1647 y 1651. La tercera probación la realizó en Villarejo de las Fuentes, igualmente en la actual provincia de Cuenca, aunque dentro de la administración jesuítica a la que pertenecían todas estas casas, que era la de Toledo.

Expuso su deseo de tornar de camino y marchar a las misiones, el 2 de enero de 1660 le otorgaban el permiso pertinente. Ya en ese verano se encontraba en la Ciudad de México, tierra por la que habría de pasar si quería continuar trayectoria hacia su destino final, en Filipinas. El 10 de julio de 1662 ponía sus pies en tierra de Filipinas, en Lampón, aunque inició camino hacia Manila, La travesía le condujo hasta el puerto de Guam en las que se llamarán islas Marianas.

Allí una pertinaz sequía rescató las viejas creencias de los indios. El misionero jesuita se arriesgó a prometerles la lluvia si volvían sus ojos al Dios de los cristianos. El fenómeno atmosférico dio la razón a San Vítores, lo que fue muy mal recibido por los hechiceros, los “macanas”, los cuales contemplaban cómo perdían cada vez más, autoridad e influencia entre el pueblo. Todo ello favoreció actitudes violentas hacia los españoles y los misioneros, existiendo ya víctimas, hasta la supuesta paz de octubre de 1671. Pero el ambiente pacífico se caracterizaba por la fragilidad jesuita se percató de lo delicado de la situación El riesgo se hallaba en las situaciones de soledad. Una de ellas fue la que se le planteó a San Vítores cuando regresaba a Agaña de visitar una parroquia del norte de Guam. Fue entonces cuando se encontró con una madre que deseaba bautizar a una niña recién nacida, en peligro inminente de muerte. El padre, sin embargo, se negaba a esa conversión y, lleno de cólera, asesinó a Diego Luis de San Vítores y a su compañero seglar, llamado Pedro Calangsor. Ha sido incluido en los mártires y víctimas en Micronesia. En tiempos mucho más recientes, el papa Juan Pablo II reconoció la heroicidad de sus virtudes, beatificándolo el 6 de octubre de 1985.

Reseña tomada de la Real Academia de la Historia.

El beato Diego Luís de San Vítores, Cabra del Santo Cristo y el Santo Cristo de Burgos: D. Jerónimo San Vítores de la Portilla (padre del beato Diego Luís de San Vítores) era el dueño del lienzo copia de la imagen del santo Cristo que se veneraba en la iglesia del convento de los Padres agustinos, en la ciudad de Burgos.

Reseña tomada de: El beato Diego Luís de San Vítores y Cabra del Santo Cristo (Jaén). Aproximación histórica por Juan Cózar Castañar

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