Imagen de lo invisible. Pedro Azara
Editorial: Anagrama 1992
Rústica editorial ilustrada. 22x15 centímetros. 215 páginas. Estado de conservación: aceptable.
«Frente a cualquier obra, no importa tanto saber si es arte como saber si es un cuadro que valga la pena que le dediquemos un poco de nuestro tiempo -y cada uno debe resolver esta pregunta por sí mismo», escribe Jean-Marie Schaeffer.
Esta es exactamente la pregunta que se plantea este ensayo de estética: saber qué obras artísticas merecen ser miradas. Pero para eso se requiere algún criterio no dogmático con el que juzgarlas y evaluarlas individualmente.
Fueron los teólogos bizantinos del siglo VIII quienes lograron definir, por primera y única vez, el estatuto, el lugar y la importancia de la imagen artística, a igual distancia del ídolo de culto oriental y del objeto de uos artesano, originado en Grecia. Hasta entonces la imagen no había sido tomada en cuenta: o se identificaba mágicamente con el modelo o sólo era una cortina de humo, una ilusión sin consistencia. Y después del «último» artista bizantino, El Greco, en pleno arte conceptual, la imagen volvió a ser considerada como la directa encarnación de un modelo, la idea personal del artista genial o fáustico