Los monstruos de la razón. Rino Cammilleri
Editorial: Homo Legens 2ª edición 2007
Rústica editorial ilustrada. 21x13 centímetros. 255 paginas. Estado de conservación: aceptable, ver fotos
Este texto es de fácil lectura que sorprenderá, e incluso divertirá, a los lectores interesados en conocer las aberraciones y tonterías de la modernidad.
A modo de breves capítulos el libro recorre sorprendentes locuras que ha desarrollado la razón ilustrada. Como reza el título, reinterpretando el famoso grabado de Goya, la razón produce monstruos. El hilo conductor lo constituye una reflexión sobre las utopías.
El mundo moderno –cultural y político– no deja de ser un intento por hacer presente la utopía. Y las reflexiones utópicas, siempre atractivas, no dejan de ser un intento de unificar –uniformar– la naturaleza humana y social. De ahí que en las obras utópicas subyace siempre la inspiración de las ideologías revolucionarias como en comunismo.
Por eso, en cierta medida, el pensamiento utópico está vinculado también a las innumerables sectas y sociedades secretas que inundaron Europa: comuneros, concesionistas, anilleros, carbonarios, la sociedad Europa, la sociedad de la aguja negra, la sociedad de los peregrinos, los filadelfos, adelfos, francos regenerados, la sociedad de los derechos del hombre, la calabaza, los universalistas, la sociedad de la familia y la sociedad de las estaciones (precursores del Partido comunista), los caballeros negros, los concordes, la sociedad de los eslavos reunidos, los hiladores y segadores, la joven Italia, los rayos, los caballeros de la libertad, los hijos de Marte y así un largo etcétera.
La permanente presión
Es por ello que, según el propio autor: “En las páginas que siguen nos encontraremos a cada paso con cosas verdaderamente extrañas y curiosas, cosas frecuentemente poco conocidas y otras de las que siempre hemos oído hablar de pasada, pero acerca de las cuales nunca hemos osado preguntar por no pasar por ignorantes”.
La pregunta que puede asaltar al lector es si los sueños utópicos y revolucionarios corresponden a un plan o conjura mundial para someter a la humanidad. A lo que responde Cammilleri: “esta obstinación, tan antigua como la torre de Babel, se manifiesta al estudioso como el síntoma de una enfermedad incurable de la humanidad en cualquiera de sus etapas: obsesión por la utopía, como una especie de fijación monomaníaca de la que ninguna época se ha visto libre”.
Pero quizá en la modernidad, esta obsesión se ha agudizado. Ya que la modernidad ha encontrado con qué sustituir la religión: el Estado. Nuestro autor lo señala con contundencia: “Todas las ideologías que se han propuesto suprimir la religión no han dejado vacío su puesto: en él han colocado al Estado”.
Aunque el texto no guarda un orden cronológico, y por tanto una estructura de exposición histórica, el lector podrá fácilmente acceder a un conocimiento completo de ese lado oscuro de la modernidad.