Filosofía de la felicidad. Muñoz Redón, Josep.
Editorial: Círculo de lectores 2001.
Cartoné editorial con sobrecubierta. 21x13 centímetros. 263 páginas. Estado de conservación: señales de uso normal.
Presentación de Raimon Panikkar.
¿Por qué continuar viviendo si un entierro de primera es sorprendentemente barato? ¿Sólo es feliz quien no quiere nada? ¿Existe una lógica de la felicidad? ¿De qué le sirve a un hombre ganar el cielo si pierde el alma? ¿Es el dinero una consolación suficiente para apaciguar las inquietudes que definen nuestros días? ¿Qué hacer después de una orgía? ¿Por qué buscamos la felicidad, ¡oh mortales!, fuera de nosotros mismos? ¿Realmente no hay más paraísos que los perdidos o los que ansiamos en el futuro? ¿Qué ha ocurrido con las flores? ¿Por qué malgastar la vida trabajando si es la única manera de no hacerse rico? Siguiendo el itinerario abierto de las palabras, que va de las ideas a las cosas y de los hechos a los argumentos, sin olvidar las obsesiones de los autores que os presentamos o las que han definido su época, os proponemos que nos acompañéis en una particular aventura escrita en pos de los secretos del gozo de vivir y de pensar... Un paseo por el lado soleado del pensamiento. ¿Una tentativa de construir la historia de la idea de felicidad? La propuesta no nos parece tan anacrónica. ¿Un intento de hacer inventario de diversiones antiguas y modernas? El libro no pretende pasar por aburrido. ¿Una recopilación de obsesiones estrambóticas de algunos reconocidos filósofos? El editor quisiera que continuarais considerándolo una persona sensata. ¿Una receta para ser feliz en diecisiete lecciones y media? El autor espera que no penséis que es tan infeliz... «La filosofía debe decirlo todo», escribió una vez Sade. Todo o nada, como no dejan de sugerirnos el montón de espíritus positivos que se dedican a hacer auditorías a la imaginación. No hay ni que decir que, temerariamente, huyendo del sentido común, el autor ha optado por la primera opción. Y es que, en definitiva, piensa que escribir, y a menudo también pensar, no consiste en hacer otra cosa que intentar escapar de la poderosa influencia de esta cauta facultad.