Cuando siempre era verano. Miguel Pasquau Liaño. Autografiado

Ediciones Miguel Sánchez 2015

Cartoné de editorial, con sobrecubierta ilustrada. 24x16 centímetros. 323 páginas. Estado de conservación: dedicatoria autógrafa del autor en página de cortesía; libro con señales normales de buen uso.

Una mujer inquietamente atractiva aborda, por alguna razón que no se acaba de desvelar, al profesor Juan Zaldaña en un curso de verano. Es la noche de san Lorenzo, y ambos terminan en un acantilado mirando las estrellas. La conversación fluye, y va conduciendo al profesor a los remotos veranos de su infancia y su adolescencia en la casa familiar de Pinos de Duero, como si cada estrella fugaz, al tiempo que lo acerca al cuerpo y al alma de la intrusa, fuese un testigo llegado de aquel paraíso en el que todo estaba entero, en el que no había muertos y no se había descompuesto el etéreo material de que está hecha la nostalgia.

En el escenario de aquellos anchos veranos sin calendario se van cruzando las historias de dos generaciones: la de quienes habían vivido la guerra y transitaban, como España misma, desde la pujanza de su madurez y la inquietud estable del régimen franquista, a su deterioro por envejecimiento; y la de sus hijos, que iban buscando con naturalidad su lugar en el mundo.

Cuando siempre era verano no sólo es una impetuosa invitación a mirar atrás y dejarse alcanzar por el propio pasado. Es la recreación de aquella España de los 60 y 70 que empezaba a agrietarse con mucha menos resistencia que la que parecía prometer la entereza de la casa de Pinos de Duero donde fueron posibles tantas mañanas, tardes y noches de plenitud.