A las fuentes del cristianismo. Vila, Samuel
Editorial Tell box 2348 Grand Rapids Michigan. 5ª edición corregida y aumentada, Sin datar ¿años 60?
Rústica. 19x14 centímetros. 230 páginas. Estado de conservación: algo deslucido, señales de uso normal.
“Es cierto que Cristo estableció su Iglesia sobre el fundamento de los apóstoles, pero tienes que llegar a darte cuenta –si no te la estás dando ya a medida que lees el Nuevo Testamento- que aquélla no era la Iglesia Romana, sino una Iglesia muy diferente de ésta, en muchos sentidos y aspectos.
Aquella Iglesia Apostólica podía llevar con razón el título de Católica o Universal, porque agrupó en sus principios a todos los verdaderos cristianos, pero tras una enconada disputa acerca de la supremacía de los obispos, se formaron diversas ramas del cristianismo, agrupándose unas iglesias alrededor del obispo de Roma; otras, alrededor del patriarca de Constantinopla, y otras quedaron independientes de una y otra jurisdicción.
Hacer depender la salvación del alma de la adhesión personal a una u otra de estas ramas es el colmo del partidismo y del absurdo. No hay ni una palabra de Cristo que autorice semejante principio. La salvación y perdición del alma, en el Evangelio, se hace depender, no de la adhesión exterior a una iglesia, que nada cuesta, sino de la doctrina que domina la conciencia y la vida.
Cualquier desviación de las enseñanzas recibidas por revelación divina es un pecado grave, del que no sólo las autoridades religiosas, sino cada creyente, somos responsables, desde el momento que nos percatamos de ello.
Por esto, la unidad de la Iglesia es y será imposible en tanto exista alguna desviación de las doctrinas de Cristo; pues el cristiano sincero sacrifica todos los reparos de conveniencia y de tradición ante la pureza de la fe